Con sus diferentes repiques se anunciaban nacimientos, bodas, muertes y peligros, desde un incendio a un ataque exterior, ese el sentido de las campanas además de llamar a la celebración litúrgica y marcar las horas.
En Utrera (Sevilla) están determinados a que este lenguaje no desaparezca. Un grupo de campaneros mantiene viva su habilidad y su arte para el volteo” y la balanza. Una actividad que entraña sus riesgos. Pretenden que la UNESCO lo declare Patrimonio de la Humanidad. Está tradición tiene más de 500 años y logran salir al exterior del campanario, algo nunca visto, únicamente en Utrera. Durante 1980 comenzaron a no sonar las campanas y se enmudecieron pero en 2001 se creó la asociación de campaneros de Utrera, que firmó un convenio de colaboración con el arzobispado para ser los responsables de la conservación de las campanas del municipio.Además de hacerlas sonar saltan sobre ellas y salen al exterior, algo increíble dada la altura de los campanarios de Utrera sobre todo Santa María de la Mesa que tiene más de 60 metros.
Las campanas que algunos bronces datan de 1493 pensan entre 700 y 1300 kilos.En 2015 la asociación de campaneros de Utrera inició el protocolo para que el toque manual entre en el catálogo de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, aunque aún no han recibido ninguna notificación al respecto.
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